El propósito de tu empresa, NO es tú propósito.
Tu producto nace de un propósito, no al revés. Daniel Ek, ya era millonario y quería crear algo para competir con las startups de Silicon Valley, pero cuando decidió crear Spotify fue por que se dio cuenta de que la industria de la música debía cambiar, ya que lo que había hasta el momento no solucionaba los problemas para nadie. Y como cualquier creador de una nueva categoría, crear el producto no era suficiente, había que cambiar más cosas. Henry Ford tuvo que lograr que se construyan rutas para que puedan circular sus autos.
Pero volvamos a la tierra, porque no cualquiera crea un unicornio. Toda empresa debería tener un propósito claro. El propósito te ayuda a definir lo que hacés, cómo lo hacés y para quién lo hacés.
Y si al propósito le ponés números, se convierte en una navaja suiza. No es lo mismo, intentar transformar la manera en que escuchan música los vecinos de tu barrio, que hacerlo para cientos de millones de personas en todo el mundo. Tampoco lograr que cualquier canción que se les ocurra, comience a reproducirse en menos de un segundo (un guiño por si ya viste The Playlist, y si no la viste, hacelo ahora).
Poner números a tu propósito, te fuerza a pensar en los detalles y te da claridad. Claridad NO es una receta. El propósito te guía y da claridad principalmente en aquello que no tenés que hacer, ya que en la mayoría de los casos, lo que se debe hacer, no aparece de manera tan evidente. Incluso, tal vez, lo que se debe hacer vaya contra la corriente o no se haya inventado todavía.
El propósito está más allá de lo que se conoce hoy, del status quo, de las herramientas, de las soluciones disponibles, del mercado. Es un lienzo en blanco.
Que tu negocio tenga un propósito, y que personalmente creas en el mismo, hace que no seas un mercenario tratando de aprovechar alguna oportunidad pasajera para ganar dinero.
Ese propósito no es, ni debería, coincidir con tu propósito en la vida o cualquier otra cosa que disfrutes y te apasione. Ya di mi perspectiva sobre porque no deberías intentar vivir de lo que te apasiona. Pero si creo que deberías comer tu propia m …
La práctica, la artesanía y la ingenuidad.
La práctica, la experiencia y el contacto con las personas te pueden dar una mejor perspectiva del propósito. Cuando se adopta la mentalidad de práctica infinita, se habla con personas, y se retoma la artesanalidad, se pueden ver las cosas diferentes, con mas profundidad.
Cada logro deja se ser un objetivo en si mismo, y se convierte en un paso más, un nuevo escalón que se sube, para lograr algo más grande.
Explorar y Explotar. Si se quita peso al imperativo actual de la productividad, se pueden lograr cosas nuevas y diferentes a largo plazo, se pueden ver nuevas perspectivas. No hay nada de malo en ir por la orilla cada tanto.
Pensamiento reflexivo y reflectivo.
Pensar sobre el pensamiento. El pensamiento puede ser reflexivo o reflectivo. Tener consciencia sobre si estás pensando de manera reflectiva o reflexiva ayuda a esquivar sesgos.
El pensamiento reflectivo, es ese basado en reflejos a partir de las experiencias del pasado. Está construido sobre modelos mentales a partir de la experiencia anterior, y es muy útil en algunos casos, pero no siempre. Es difícil imaginar un mundo diferente mediante pensamiento reflectivo.
Los creadores de categorías logran transportar a sus “pasajeros” del pasado al futuro utilizando puentes entre ambos pensamientos. Saben conectar lo obvio con lo que no es obvio. Nadie abandona el presente, si no puede imaginar algo interesante, o mejor, en el futuro.
La mayoría de las personas que “saben algo” con profundidad se conocen como “expertos”. Lo que significa que han acumulado conocimiento y experiencia en alguna materia. Pero, por definición, están usando modelos que fueron construidos en el pasado. A veces, demasiado conocimiento construido sobre modelos del pasado, simplemente te vuelve estúpido. Algunos pocos tienen la habilidad de “abandonar” los modelos cuando es necesario. Ser un experto puede ser enemigo del pensamiento fresco.
La academia lo lleva un paso más allá. Los académicos no pueden publicar sin una extensa investigación sobre el pasado. Y cualquier información nueva tiene que ser revisada rigurosamente por otros profesores que sean expertos en el pasado.
Los grandes fundadores, exploradores y “descubridores”, no se detienen a ver las indicaciones del GPS. Simplemente imaginan un futuro diferente y lo construyen. También tienen la capacidad de convencer a otros de que se suban al mismo barco. Sí, son esos que están un poco locos y se animan a tirarse a la pileta sin poder ver el fondo. Son ellos.
Un niño puede cambiar de paradigmas con mayor agilidad que un adulto, por que todavía las ramas de su “árbol” de conocimientos son frágiles y flexibles.
La estrategia en estado puro, es el arte de lo posible. Es el proceso de considerar “lo que podría ser verdad”. De preguntarte cada tanto ¿Qué pasaría si ..?.
La posibilidad y la probabilidad son cosas diferentes. La práctica, la artesanía, la conversación, la pausa, la exploración. Incluso a costa de la productividad, pueden hacer maravillas.
