Un producto único, un mensaje que se destaque en el caos, y los activos adecuados.
Estoy seguro que esta fórmula le asegura un buen futuro a tu proyecto, el problema es encontrar cada ingrediente y mezclarlos de la manera adecuada.
Tu producto
Un producto único no es más de lo mismo , no es una característica más u otro color. Si logramos entender a “producto” como el vehículo para que alguien (un cliente) logre un objetivo, la cosa cambia. Se abren puertas.
Crea algo que la gente quiera y necesite comprar. No pierdas esto de vista. Hay varios caminos que permiten a una persona llegar a algo que desea. Sueños, dolores, restricciones y desencadenantes. Puede que un mismo producto sirva para muchas cosas. Que haga diferentes trabajos. Que sirva para cumplir diferentes sueños, aliviar distintos dolores y con desencadenantes muy contrapuestos entre las personas que lo eligen.
Es importante, que la manera en la que tu producto “promete” o “garantiza” un resultado, sea compatible con el compromiso de tu cliente para lograr ese resultado, sino simplemente se verá decepcionado. Y eso no es bueno.
Si tu producto puede convertirse en una plataforma para que otros ganen dinero, es una muy buena noticia. Justo, todo lo contrario a convertirte en un simple vendedor de algo que fabrica otro. Un simple intermediario sin nada que aportar. Nunca pierdas el control de la experiencia que puedes ofrecer a tus clientes.
Siempre deberías tratar de que tu solución sea escalable, mantener los riesgos bajos, eliminar las barreras de cualquier tipo, pero principalmente las geográficas. Antifragilidad, es la palabra.
Piensa siempre en qué vas a hacer que la mayoría NO está haciendo, y que NO vas a hacer que la mayoría SI está haciendo. El posicionamiento de tu producto en el mercado no es algo que puedas manejar vos al 100%. La mejor manera de entenderlo y profundizar en tu diferenciación es hablando con tus clientes.
Sería bueno que ellos pudiesen referirse a tu producto como: “El único — , que/con — , en/para — ”. No olvides que tu producto tiene competidores directos, pero también indirectos, y el principal competidor es el ruido y la saturación. Si tu producto es un programa de radio, no compite solamente con otros programas de radio, es posible que compita con cualquier otra cosa que las personas puedan elegir para entretenerse o dispersarse. Incluso contra el silencio mismo, que es cada vez mas escaso.
Tu Mensaje
Debes dejar claro a quién ayudas, qué van a lograr, de que manera lo vas a hacer. Sin vueltas. Con sinceridad. Menos es más. Una Marca no es un logo, el logo solamente representa a las señales que enviamos constantemente por medio de nuestras acciones (o incluso inacciones).
Los activos de marketing son más que un set de piezas gráficas. Colores, palabras, caras, tonos de voz, historias, símbolos, música, acciones. Lo que sea que haga que tu marca venga a la mente de tu audiencia.
Tu mensaje para el mundo debe estar creado dentro del relato, la narrativa interna y cultura, del público al que intentas llegar. Compramos de manera emocional y luego justificamos esa compra con argumentos racionales.
La consistencia de tu mensaje y la repetición constante del mismo son fundamentales, y totalmente contrapuestos, a la ansiedad de intentar hacer todos los días algo nuevo y “creativo” en marketing.
Como marca debes tomar el control del proceso que afecta la forma en que los demás te perciben y administrar esos procesos estratégicamente para ayudarte a alcanzar tus objetivos. Tu posicionamiento, implica identificar lo que te diferencia, y potenciarlo.
Decidimos que las imágenes definen la identidad de la marca, y en realidad es al revés, los materiales audiovisuales se generan al final, para tratar de representar lo que se quiere transmitir luego de que elegimos una estrategia.
Hay tres ingredientes que deben estar en su lugar para que suceda cualquier compra: sueños o dolores, restricciones y desencadenantes de compra. Pero debes tener paciencia, dejar que la repetición y la consistencia hagan su trabajo. Elimina todo lo que sea cliché. Busca un enemigo compartido con tu audiencia. Para diferenciarte debes remover todo lo que vaya en contra de tu habilidad única y propósito, tu mercado encuentre como cliché, no contribuya a lograr los objetivos de tus clientes y que puedan ofrecer las alternativas. Y agrega lo que destaque tu singularidad, y las alternativas disponibles no puedan replicar.
Tu cerebro intenta tomar decisiones con el menor consumo de energía posible, así que el de tus clientes también funciona de la misma manera. No los hagas pensar demasiado. Simplifica, y vuelve a simplificar tu mensaje una y otra vez.
Los activos que importan
Cuando se unen, un producto que la gente realmente quiere comprar y un mensaje que logra destacarse en el ruido. Logras esquivar la saturación. Logras diferenciarte. Y tus activos comienzan a tomar impulso. No los descuides. Mimalos.
Tu marca, tu reputación, las relaciones, el posicionamiento, tus contenidos, tu audiencia, tus clientes, tus canales, tus procesos y sistemas, tu equipo y su experiencia, tus alianzas, tu comunidad, comienzan tener cada vez mas valor.
Esos son los activos que importan. Esos activos que no es simple ponerles un “precio”, que no es sencillo valorizar con los métodos tradicionales, pero que en estos tiempos tienen mas importancia que aquellos que pueden tocarse con los dedos de tus manos.
No se ven. Son líquidos. Intangibles. Lo más importante es entender que no te pertenecen, al menos, desde la perspectiva de propiedad que conocemos. Ellos se ocultan en la mente de los miembros de tu equipo, de tus aliados, de tus clientes, de tu audiencia. Es la manera en que tu equipo hace las cosas. Es lo que logran hacer tus clientes con tus productos. Se trata de lo que logres inspirar con tu mensaje. De ninguna de estas cosas podrás tener jamás una escritura que acredite tu propiedad.