¿Cómo se define el diseño de un sitio web?
Cada empresa utiliza una combinación única y particular de variables de marketing, para interactuar con su público objetivo. Estas variables son una serie de diferentes aspectos, que comienzan ¿casualmente? con la letra “p”. Las famosas “p” del marketing que conocemos desde el siglo pasado. Ellas son precio, producto, plaza, promoción, procesos, personas y evidencia física (phisical evidence).
Hay negocios en cualquier región del planeta que compiten por un mismo mercado ajustando de manera dinámica las diferentes combinaciones de estos factores o variables.
Al momento de pensar en el diseño de un sitio web, o aplicación, básicamente lo que se debe hacer es pensar en las variables que necesitamos evidenciar, luego generar el contenido y funcionalidades que logren este propósito.
Lograrlo no es tan simple como decirlo, ya que debemos ser capaces de poner a disposición del usuario adecuado, el contenido o funcionalidad adecuados, en el momento adecuado. Pero además, haciendo que desaparezca todo aquello innecesario que pueda entorpecer el camino o generar dudas. En definitiva estás ayudando a un cierto público a resolver cierto dolor, en cada momento.
Aquí comienza la parte interesante, para lograr nuestro objetivo debemos conocer en detalle quién es nuestro cliente o público objetivo, qué elementos considera válidos como evidencia, cuales son sus necesidades o dolores en cada momento determinado del proceso de compra, y con qué tipo de objetos está familiarizado e interactúa a diario.
En el juego del “que, como y para quién” es de fundamental importancia establecer una clara definición de qué vende la empresa y a quién (qué dolor calma), para poder hablarles en su idioma y según sus frustraciones o aspectos movilizantes, poder destacar los atributos que utilizan para evaluar el desempeño, determinar el grado de profundidad o especialización de los contenidos que requieren, identificar y evaluar a la competencia, y algunos etcéteras más.
Aún hay un poco más. Una misma persona, con determinadas cualidades socioculturales, demográficas y geográficas, puede entablar roles diferentes de cara a diferentes productos o servicios del mercado, de manera simultánea puede actuar como fanático de una banda o equipo, ser un deportista amateur, un profesional especializado y amante de artículos de lujo. Esta misma persona va a utilizar marcos y criterios diferentes para evaluar la satisfacción resultante de haber comprado un cuadro valuado en millones, que una nueva notebook para su actividad profesional. Un mismo viaje, en diferentes situaciones o roles, un cliente puede evaluar su satisfacción por la experiencia otorgada en lo emocional, social, físico o económico.
Recién en esta etapa del proceso, una vez realizados los análisis respectivos, es posible comenzar a armar el rompecabezas y colocar las piezas en los casilleros adecuados. Todo se resume en crear el contenido que mejor transmita el mensaje a nuestro público, las funcionalidades que realmente aporten valor, llamados a la acción que efectivamente logren provocación. Todo a su lugar, para ser accedido en el momento oportuno.
Hoy la tendencias es pensar primero en el contenido y luego en su contenedor, y no al revés como antes, donde se seleccionaba una plantilla y luego se embebía el contenido dentro de la misma. El mensaje es el punto de partida y no al revés.
En el mediano plazo el contenido y las funcionalidades deberán ser accesibles mediante asistentes virtuales y no desde interacciones mediante una pantalla. Tanto los asistentes como los chatbots permitirán realizar tareas complejas de manera guiada o asistida mediante workflows inteligentes y automatizados.