Activos, y digitales
Conocemos como activos al conjunto de bienes, derechos y otros recursos de los que dispone una empresa, ya sean tangibles o intangibles, y que hacen posible que la misma obtenga beneficios económicos en el futuro a partir de ellos.
Bajo este concepto, una marca, una máquina, o el dinero en efectivo de una empresa, es un activo, y su origen puede provenir de fondos de terceros, por ejemplo de un préstamo de un banco, o de los mismos socios como un aporte de capital. Aquí el concepto clave es el de “propiedad o derecho”, incluso si todavía no se ha terminado de pagar el mismo.
En la misma línea, un activo digital son todos aquellos recursos con los que la empresa cuenta (¿incluso sin poseer su propiedad?) que le permiten generar ingresos a futuro. Actualmente los seguidores en una red social, o una lista de correo electrónico de posibles clientes, cuentan como un activo “digital” ya que permiten potencialmente generar ingresos a futuro, pero el concepto tradicional de propiedad se hace difuso.
Hoy las empresas tienen acceso a infinitas posibilidades para acceder y aprovechar recursos o herramientas que se encuentran disponibles, y que además, tienen el potencial de generar resultados y optimizar las operaciones de la empresa, aunque la misma no posea la propiedad de estos activos desde la óptica tradicional. Lo que se ha convertido en un activo fundamental para cualquier empresa hoy, es la capacidad de operar o aprovechar esos recursos disponibles en su favor.
El arte de entender, elegir, combinar y operar la mejor combinación posible de recursos disponibles que permitan maximizar el valor que se crea y entrega a cada cliente, es hoy el gran desafío. En realidad siempre fue el gran desafío, pero en el pasado, si comprabas la “máquina equivocada”, el error era casi irreversible, y sin comprarla, tampoco se podía validar un mercado.
Hoy se puede lograr operar un negocio completo con herramientas de gestión en la nube, realizar transacciones sin movimiento de dinero físico, y además producir y entregar valor a los clientes con un set de herramientas y recursos de los que no tenemos la propiedad, tan solo somos los operadores, pero además, todo ejecutado por un equipo de personas que nunca estuvieron en el mismo punto geográfico reunidos. La capacidad de operar esos recursos es la habilidad que se debe desarrollar y es el recurso mas valioso con el que puede contar una empresa.
El desafío del emprendedor es formar un equipo que opera un conjunto de recursos e infraestructura de manera eficiente, mediante procesos estandarizados, y que crean valor para un grupo de clientes que está dispuesto a pagar por ello. Podemos agregar, que esto debería ocurrir minimizando los riesgos y costos, y maximizando la contribución marginal del modelo, de esta manera, hoy la capacidad de operar con recursos de terceros se convierte en una ventaja.
Activos digitales.
¿Qué es un activo digital?. Existe consenso absoluto sobre que es un activo o un pasivo desde la perspectiva convencional. Sí, la definición esa que te enseñan en el secundario, y está anclada a la partida doble que ya tiene mas de 2000 años.
Googlear la frase “activo digital” no arroja nada de claridad al asunto y se pueden encontrar definiciones muy variadas y hasta contrapuestas. ¿Son las propiedades digitales un activo?. ¿Crear una cuenta en una red social es crear un activo?. En todo caso lo que logres hacer con esa cuenta o con esos seguidores, es un activo si tiene el potencial de producir ingresos en el futuro, pero de lo contrario, es una pérdida de tiempo y energía. Incluso en el caso en que efectivamente permitan generar ingresos en el futuro, el criterio de “propiedad o derecho” aún sigue siendo difuso.
Las nuevas herramientas y tecnologías a las que podemos acceder, no son activos por si solos, sino que se convierten en activos para una empresa en el grado en que la misma logre aprovecharlos como recursos para crear valor.
Blockchain, inteligencia artificial, herramientas NO CODE para crear software de todo tipo, entre otras tantas. No funcionan de manera diferente a cualquier pieza de código libre que se utiliza y aprovecha para crear una nueva pieza a partir de la combinación de estas. Solo son tecnologías que están ahí, disponibles para que alguien las tome, combine y agregue algunas capas para utilizar en su beneficio propio.
De hecho, en la actualidad hay más de una opción para cubrir cualquier casi necesidad y desde cierta perspectiva tiene más valor lo que se logra hacer con una herramienta que el acceso a la tecnología que hay detrás de ella.
Las empresas interactúan con clientes, proveedores, partners, y cualquier persona del planeta, mediante canales de comunicación, de venta y de distribución. Canales en los que el concepto actual de “propiedad” ya no tiene que ver con la propiedad o acceso al canal, sino que está vinculado al valor que se logra crear a través del mismo.
Una marca no es un logo, un logo es un simple símbolo que te recuerda la experiencia que te haya brindado la marca en el pasado por cualquiera de los canales y puntos de contacto mediante los cuales hayas interactuado con ella, incluso en el caso de que no seas un cliente. Al final del día, es toda la experiencia que hayas tenido con la misma e incluso su compromiso con el futuro. Esa experiencia ya no tiene ningún valor en función de los bienes o recursos la misma posee, sino en el uso que la marca haga de los mismos. La marca tiene valor en función de lo que opinen y decidan sus clientes, y en función de las personas que se vinculan a ella de diferentes formas. Hoy los principales activos con los que cuentan las empresas ya no les pertenecen a ellas, como lo adelantaron hace ya varios años los pelados de Funky Business Forever.
Recursos
Cuando los recursos para crear valor que emplea una empresa, se pasan al bando de lo digital, comienzan a operar reglas nuevas. Se eliminan los costos marginales y todo comienza a quedar patas para arriba. Desaparece la escasez de la manera en que la conocemos.
El concepto tradicional de propiedad también se resiente, por que tener la propiedad de una máquina en el pasado te brindaba el derecho a utilizarla y se lo quitaba al que no la tenía. Y la persona que la operaba era fácilmente reemplazable. Pero hoy pueden utilizar el mismo “software” o la misma tecnología millones de empresas de manera simultánea y el único límite es la creatividad de lo que logre hacer cada usuario o marca con esta. A esto se refería Douglas Rushkoff con “Programa o serás programado”.
La simple capacidad de operar las tecnologías disponibles a tu favor, hoy genera una tremenda ventaja con respecto a aquellas personas, e incluso organizaciones, que no tengan la habilidad de hacerlo. Por ejemplo, la calidad del video con el que una empresa llega a su público, a pesar de que todas tienen acceso a las herramientas para crear videos y canales para distribuirlos. La manera en que se comunica un operador mediante chat, a pesar de que cualquiera puede tener un chat en su sitio web. Tener una cuenta en una red social es muy diferente a lo que se puede lograr con esa cuenta.
En definitiva, lo que hoy define si estamos ante un activo digital o no, es casi exclusivamente la capacidad de crear valor en el futuro que tenga el mismo y libertad con la que se pueda acceder y hacer uso de este sin riesgos.
El creador de una nueva herramienta, posee un activo en la medida de que otros puedan aprovecharla como fuente de creación de valor. Y quien tenga el conocimiento para crear valor con esa herramienta, aunque no posea su “propiedad”, también puede crear activos derivados sin ninguna limitante. Por otro costado un video viral, no representa desde mi perspectiva, un activo digital en cuanto no haga posible la creación de valor en el futuro.
Propiedad y acceso
Blockchain hoy nos da la posibilidad de atribuir propiedad a cualquier pieza digital, pero la propiedad de algo que nadie quiere no es un activo. Por su parte, el título digital que representa la propiedad de un bien físico, tampoco tiene valor si se desvincula al bien que representa.
Una porción de software libre, al que cualquiera puede acceder, tiene un enorme valor para quien es capaz de aprovecharla en el desarrollo de una nueva solución, a pesar de no tener su propiedad de la manera en que hoy la conocemos.
Una organización que cuenta con la propiedad de una herramienta, incrementa su valor en función del valor que le permite crear a sus usuarios con ella. Ya que en el mundo digital no hay costos marginales, cuanto más personas utilicen esa herramienta, y les permita generar activos derivados a partir de ella, el valor crecerá exponencialmente pero no sus costos.
Esto cambia todo lo que aprendimos, todos los paradigmas, todo lo que nos enseñaron sobre escasez. Me animo a recomendar, y con toda confianza, que dejes de preocuparte por la propiedad de lo digital, y comiences a pensar en que es lo que podes lograr con lo que ya está disponible.
Por estos días, es clave poder entender cuales son aquellas cosas (y cuales no) que están allá afuera, disponibles para todo el mundo que podemos tomar y convertir en “enanitos” que trabajan 24x7 para nuestra marca o negocio.